Hace unos días tuve la inolvidable oportunidad de tener como alumnos en el colegio que actualmente dirijo a los hijos de los dueños del circo Rey Gitano de los Hnos. López que vienen de México.
Jamás imaginé que a pesar de estar constantemente cambiando de centros educativos pudieran demostrar tanta alegría y optimismo; no cabe la menor duda que nuevamente los niños nos dan otra gran lección de vida a los adultos: Ser feliz con lo que se tiene sin importar lo que cueste.
Los adultos tendemos a mostrar una actitud negativa y poner mucha resistencia a los cambios, a tener temor al enfrentarlos y definitivamente no queremos muchas veces experimentarlos o protestamos al tenerlos frente a nosotros. Siempre existe una necesidad de aferrarnos a lo que ya conocemos o por comodidad o por haber creado una zona de confort muy grande.
Sin embargo éstos niños me acaban de dar una gran lección, ser auténticos, dinámicos, felices, soñadores, adaptados, tolerantes, entre otros valores que a muchos adultos se nos han olvidado. Se han acoplado perfectamente a los cambios y no sólo de colegios sino también de mentalidad, de filosofía, de culturas, de formas de actuar, vestir y comer; tantas formas de vivir que ya hasta las han olvidado, tantos caminos recorridos como sueños alcanzados con una familia a la que han aprendido a amar…ya que desde los taquilleros hasta los que limpian las jaulas de los animales hasta los cómicos payasos o ágiles acróbatas forman parte de la familia que los acompaña por todos los rincones de las repúblicas que visitan.
Me llamó la atención especialmente su facilidad para hacer amigos, la sinceridad que ofrecen y la huella que dejaron en sus compañeros y en mí.